CAHUINARI 1994-1995
Chiva aérea. Este es el DC3 en el que viaje finalmente a Pedrera con el entonces Jefe del parque Cahuinarí para iniciar mis labores como 'monitor del Plan Charapa 94-95. En este avión, si recuerdo bien un 'McDonnell Douglas' hecho en 1962 o similar, tratamos de viajar el 24 de diciembre de 1994. El piloto inició el carreteo y al bendito avión se le prendió una de las turbinas. Que susto tan tremendo, en un intervalo de par horas de reparaciones el piloto trató de despegar dos veces. Sin embargo, las revoluciones no alcanzaron a ser lo suficientes y el avión no lo logró; frenando cada una de las dos veces después de haberse comido toda la pista. Tipo 2.00 p.m. nos mandaron de vuelta para las casas, que alivio!.
Lo mas chistoso de este cuento, es que una semana después, justo para el 31 de diciembre volamos en el mismo avión. El piloto, un Barranquillero muy simpático, y supongo temerario para atreverse a pilotear esta maquina hacia la Amazonia, recuerdo nos dijo: 'el es bastante caprichoso, se hace el difícil para subir, pero una vez en el aire no quiere bajar'. Por Di-s santísimo que en algo tenia de razón, pues para el aterrizaje bajo la nariz del avión en tal manera que nuevamente me purgo del tremendo sofoco.
© Juan Verhelst
Una vista al interior de la cabina del avión. El jefe del parque y un colega duermen a la espera del despegue. Creo que íbamos hasta con algunas gallinas (en cajas) y una cantidad inmensa de huevos, remesas y hasta gasolina para motores fuera de borda. La cabina del avión tenia un hueco tapado con un pedazo de triplex de unos 30 x 30 cm y según me acuerdo moví un tanto la cabina empujándola y se movió de lado a lado. Esta definitivamente es la 'chiva aérea'. Lo mas increíble es que no dudo que pasados 20 años quizás mucha mercancía y víveres de primera necesidad lleguen de esta misma manera a zonas muy alejadas en la Amazonia. Una bendición, pues mucha gente las espera con gran alborozo en aquellas zonas tan alejadas.
© Juan Verhelst
Una foto del 'viejo Napo'. Esta es una foto de uno de los habitantes de una de las comunidades del medio río Caquetá. Acá estábamos esperando que el resto del grupo nos alcanzara, que si bien recuerdo estaban pasando la zona del raudal de Angostura a pie, en otra embarcación o esperando otro motor. Nuestro motorista, un tipo tremendamente experimentado, quizás uno de los mejores en la Amazonia, para asustarme apago el motor en medio del raudal. Bien he de decir que nos reímos montones después pues posiblemente me puse pálido del sofoco. A ese punto mi nivel de parásitos intestinales estaba bastante bajo por decir lo menos con el evento del avión y luego el raudal, una semana muy intensa!
© Juan Verhelst
Cráneo de Caimán Negro. Este es el cráneo de un individuo de Melanosuchus niger que tenían en el campamento. Creo media unos 80-100 cm de largo fácilmente, era inmenso. Nuestros colegas de las comunidades locales decían que podía haber sido en vida de un caimán de unos 10 m de largo; quizás esto podría haber sido una exageración. Sin embargo, según recuerdo uno que vi de cerca en Macarena en la zona de los campamentos de UniAndes, es posible que lo mínimo es que si hubiese medido unos 5-7 m de largo, un leviatán total.
© Juan Verhelst
Caza I. Esta danta (Tapirus terrestris) fue cazada para el baile de despedida de la temporada de charapas 1994-95. El baile fue ofrecido por el parque en un kiosko-maloca grande que tenia en las instalaciones principales. Recuerdo fue algo muy especial, pues bailamos toda la noche, solo hubo mambe de coca, ambil de tabaco, cigarros 'piel roja' sin filtro 'rompepecho' y cantidades de cahuana. Esa noche estuve hablando un rato con el ultimo Bora del Caquetá, no recuerdo el nombre, era ya un señor ciego y bastante viejo y ahí me estuvo contando algunos cuentos esa noche. El baile termino justo con el amanecer. Fue una experiencia bastante mística a decir verdad, nunca mas tuve la oportunidad de participar en otro.
© Juan Verhelst
Colega liberando tortuguillos I. Con el fin de incrementar la tasa de supervivencia durante los primeros meses de vida, los neonatos de las posturas encontradas eran capturados y trasladados a unas pequeñas piscinas artificiales en nuestro campamento base en Tres Islas; allí permanecían por espacio de tres meses. Durante este tiempo, sus caparazones endurecían un poco, siendo liberados luego a una edad en la cual eran menos vulnerables a depredación.
© Juan Verhelst
Postura masiva en Tres Islas. Al fondo se observa el encerramiento que habíamos hecho en malla de gallinero para atrapar a todos los neonatos que eclosionaran de la postura masiva en Tres Islas durante cada noche. Los tortuguillos eran recolectados cada mañana poco después del amanecer para evitar que murieran desecados o fueran depredados.
© Juan Verhelst
Nidos en Yarumal? En esta foto cada palo marca una nidada de Tortuga Charapa (podocnemis expansa); quizás algunas de Taricaya (Podocnemis unifilis). Al inicio de la temporada las playas eran exploradas en búsqueda de nidos, usando los rastros de huellas y pisando cuidadosamente la arena durante las caminatas para determinar la posible presencia de nidos.
© Juan Verhelst
Nidos en Tres Islas. Algo que lastimosamente no pude presenciar fue la postura masiva en Tres Islas en noviembre 1994, cuando centenares de tortugas salieron al mismo tiempo en unas pocas noches a desovar; que debe ser un espectáculo natural sobrecogedor. Si mal no recuerdo nuestra estimación sobre la producción de tortuguillos esa temporada estuvo por encima de 90,000 neonatos y posiblemente no menos de la mitad de estos provenían de la zona de Tres Islas. Una estimación burda, asumiendo una nidada promedio de unos 100 huevos y una tasa de éxito de un 75%, daría un total aproximado de unas 1,200 tortugas ponedoras en la zona media-baja del río Caquetá para esa temporada. Si cerca de la mitad pusieron en Tres Islas, cerca de 600 tortugas habrían visitado esas playas. Reportes de hace mas de 200 años de Humboldt viajando en la amazonia, no recuerdo exactamente donde, apuntaban a una población enorme de esta especie, la cual ha sido severamente decimada; según estos, los grupos de tortugas podían ser vistos hasta el horizonte en el río.
© Juan Verhelst
Un poco tarde I. Este tortuguillo creo había eclosionado algo tarde en la mañana. Este tipo de individuos eran extremadamente vulnerables a morir desecados bajo el sol tropical a ser depredados por variedad de animales en tierra y agua. Por supuesto el equipo del 'plan Charapa' estaba allí para rescatarlo.
© Juan Verhelst
Colega pasando datos a su cuaderno.
© Juan Verhelst
Zainos en el puerto. Esta foto es un poco oscura, pero es la única que pude tomar de una visita de un grupo de unos 20-30 individuos de Pecari tajacu a nuestro campamento antes que corrieran por el camino del puerto hacia mi. No se cuales fueran sus intenciones, pero rápidamente puse la cámara en el suelo detrás de una vara que no tenia mas de 20 cm de DAP y me tocó saltar y subirme allí. Los animales pasaron y con cierta curiosidad me miraron, creo que alguno de mis colegas los espanto desde atrás y así siguieron hacia el campamento de donde entraron a la selva y se perdieron. Según recuerdo no me parecieron agresivos. Sin embargo, como sabia de una persona en Macarena en los campamentos de UniAndes quien había sido atacada por uno de estos, preferí no quedarme en el suelo. Los cazadores de las comunidades y el Jaguar (Panthera onca) usualmente son muy cuidadosos con estos, pero posiblemente aun mas con el llamado Pecari (Tayassu pecari), que es de mayor talla y anda en grupos enormes de hasta 300 individuos, y de los cuales se dice que en su camino pueden despedazar incluso al Jaguar, perros de caza o seres humanos.
© Juan Verhelst